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Image by Josh Applegate

Legión de María

Fundación del movimiento

Desde antes de fundar este movimiento, Frank tenía un gran deseo de ayudar a las chicas de la calle. El primer gran apostolado de la Legión de María, fue precisamente la conversión de treinta y una prostitutas al mismo tiempo. A pesar del aumento de trabajo para Frank, tanto profesional como espiritual, aceptó organizar unos "ejercicios espirituales sin precedentes", porque al primero de éstos, acudieron todas las chicas, y, a excepción de dos de ellas que eran protestantes, todas las demás hicieron una confesión general y comulgaron en la Misa de clausura. Frank comentó después que esa fue la Misa más bella de su vida.


Después del retiro, las chicas fueron llevadas a un albergue al cual pusieron el nombre de "Santa María", y en donde las cosas iban muy bien. Pero un día, dos de ellas huyeron al barrio más depravado de Dublín, creyendo que ahí las dejarían en paz porque era un barrio al que ni el ejército se atrevía a entrar. Sin embargo, el valor legionario alimentado con la oración, superó todo obstáculo y no solamente lograron entrar sino que acabaron con toda la podredumbre que había en ese lugar. Al grado de demoler ese barrio y construir uno nuevo.


Fue solamente un grupito de legionarios los que lograron borrar esta mancha de vergüenza de su ciudad, únicamente con bondad y caridad, mientras que durante ciento cincuenta años la policía no había podido lograr nada. Esto fue un verdadero milagro, pero la gran fe de Frank lo había acostumbrado a esperar milagros cuando se trabajaba para conseguirlos, porque estaba convencido de que así como los milagros formaban una parte importante de la vida terrestre de Cristo, también formaban una parte importante de la vida diaria de la Iglesia, porque la Iglesia es Cristo vivo.


El 25 de marzo de 1927, después de muchas penas, sufrimientos, dificultades y decepciones, Frank abrió el segundo albergue para hombres abandonados: desempleados, vagabundos, alcohólicos, expresidiarios, que no tenían ninguna oportunidad de volver a tener una vida normal sin una ayuda eficaz. Este albergue recibió el nombre de "Estrella de la Mañana" y, como expresó el mismo Frank: "fue pagado con sudor y sangre". Tres años más tarde fue abierto un tercer albergue para mujeres solas: madres solteras sobre todo. Este sé llamó "Regina Coelli". Varios grupos de la Legión tenían la tarea de ocuparse de los tres albergues, ayudaban a preparar y a servir la comida, y hacían apostolado con las personas albergadas.


La dirección de un solo albergue requería un hombre de tiempo completo, sin embargo, Frank dirigía los tres además de sus deberes profesionales y demás apostolados de la Legión de María que era "la niña de sus ojos", según sus propias palabras. Esta nueva organización visiblemente bendecida por Dios, encontró una fuerte proposición y rechazo, sobre todo por parte del clero, simplemente porque Frank estaba adelantado a su tiempo y, contrariamente a lo que pensaban algunos clérigos de que los seglares solamente servían para hacer el aseo de las vestiduras eclesiásticas y de la parroquia, Frank afirmaba que cada seglar tiene su propia vocación y misión apostólica dentro de la Iglesia.


Esta visión de Frank, hirió el orgullo y la envidia de dichos clérigos quienes empezaron a difamar a la Legión de María y a cambiar su estructura, querían destruir esta Asociación. En África incluso, llegaron a crear una secta a la que le pusieron el nombre de Legión de María que provocó una gran confusión. Frank estaba convencido de que estos ataques eran diabólicos, porque se repetían en distintas partes donde había Legión de María.


Frank se mantuvo firme como una roca y siempre mostró una gran caridad, nunca se quejó porque sabía que en el Reino de Dios, todo éxito se consigue con el signo de la Cruz. "No hay mal qué por bien no venga", ya que esta situación tan difícil lo hizo buscar la manera de hablar personalmente con el Papa, El secretario del Nuncio Apostólico, tuvo la brillante idea de hacerlo portador de unos papeles oficiales y una carta para Su Santidad, de esta forma, Frank pudo entrevistarse con él.


Sentado frente al Papa, trataba de explicarle lo que era la Legión de María y sus necesidades. Frank hablaba y hablaba y empezó a preocuparse, porque el Papa no hablaba ni pestañeaba. Frank pensó que tal vez ni lo escuchaba. Frank dijo todo lo que tenía que decir y se calló, agotado de tanto hablar. Solamente lanzaba una mirada de súplica al Santo Padre quien permaneció en silencio un largo rato. Finalmente, se levantó, se dirigió a Frank y lo abrazó diciendo con un tono emocionado: "¡Esta cosa viene de Dios!". El Papa se daba cuenta de que este Movimiento respondía a su idea sobre el papel del laico en la Iglesia.


Más tarde, Frank recibió una carta del Santo Padre en la que daba su bendición especial a la Legión de María y la reconocía como una obra magnífica y santa. La extensión de la Legión de María en el mundo fue tan rápida, que surgieron los "enviados de la Legión de María" quienes se encargaban de extender y cultivar la Legión en los cinco continentes. El número de enviados era cada vez. mayor, Frank mantenía una estrecha unión con cada uno de ellos por correspondencia. Esto lo hizo abandonar su trabajo profesional. La Legión absorbía todo su tiempo, que Nuestro Señor le hizo rendir al máximo.


Un día, alguien preguntó a Frank qué pensaba de la Legión como modeladora de santos. Frank encontró esta expresión muy adecuada porque dijo que la Legión de María muestra a sus miembros las grandes verdades de la fe católica y les enseña a comprenderlas, especialmente la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo, el lugar de la Santísima Virgen en el Plan Divino de la Salvación y su unión intima con el Espíritu Santo, esta doctrina, dijo, es santa y santificadora, y produce santos a granel.

Un ejemplo vivo de esto, entre muchos más que no son tan renombrados, está en el mismo Frank, en Edel Mary Quinn y en Alfonso Lambe. La santidad, decía Frank, está en una vida normal. El mismo, se santificó en sus deberes cotidianos que impregnaba de su gran alegría y buen humor. Otra cosa que lo caracterizaba, era su humildad y discreción. Nunca se atribuyó a si mismo la extensión y éxito de la Legión de Maria ni siquiera su fundación, a pesar de que la Legion era su vida.

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Durante la Segunda Guerra Mundial, la Legión de María no sufrió ningún quebranto. Se cuenta cómo dos legionarias hicieron su Promesa durante un bombardeo; casi en cada versículo, todo el grupo se arrojaba bajo la mesa buscando una débil protección contra las bombas que caían cerca de ahí. A veces las juntas se hicieron en los refugios antiaéreos, donde el apostolado de los legionarios era rezar el rosario con los presentes sin importar su religión.En Francia, a una joven legionaria, Véronique O'Brien, se le pidió que regresara a Irlanda a causa de la guerra. Ella contestó desde París: "Yo regresaré cuando haya fundado la Legión de María aquí"'.

 

Fueron las últimas noticias que tuvieron de ella. Después de la invasión alemana, Véronique decidió unirse a los refugiados que huían frente a las tropas en marcha. Constantemente, al paso tan bajo de los aviones alemanes, había que arrojarse al suelo.Hambrienta y pálida, con los pies sangrando, sin nada más que lo que llevaba puesto, llegó finalmente a Nevers, al convento de San Gildard, el convento de Santa Bernardita, donde fue acogida y ayudó a atender a los peregrinos. La primera carta de ella que llegó a Dublin, anunciaba la fundación de siete Praesidia.

 

A pesar de los horrores de la guerra, la Legión de María permaneció intacta y nunca omitió sus reuniones ni su apostolado. Existen otros relatos sobre la fundación de la Legión de María en situaciones igualmente adversas. Frank Duff en sus pláticas a los legionarios, inspirado por el Espíritu Santo, los animaba en tal forma que estos salían llenos de ánimo y valor y dispuestos incluso al martirio.

 

En China, por ejemplo, la Legión de María prendió en una forma sorprendente y se extendió rápidamente por todo el país. A la llegada del comunismo, la Legión permaneció firme, y lejos de intimidarla, aumentó la fe y el valor en los legionarios. Veinte mil legionarios fueron encarcelados y aproximadamente dos mil asesinados. La Legión de María fue declarada como "el enemigo público número uno".


Frank mismo sufrió mucho a pesar de su entereza. A parte de los golpes espirituales que recibió de parte de los enemigos de la Legión de María, la pérdida, primero de su hermana en junio de 1949, luego de su hermano en agosto del mismo año, y la peor pérdida, la de su madre a principios de 1950, más la pérdida de su amigo de siempre, el Abad Creedon en julio de 1950. Frank estaba verdaderamente destrozado. El mismo escribió: "El golpe fue terrible, el peor de mi vida, no sé donde estoy. Seguramente va a pasar algún tiempo antes de que vuelva a encontrar mi equilibrio interior".


Una vez muerta su familia, las legionarias del albergue "Regina Coeli" se encargaron de él. En 1952, Frank recibió una invitación. del Vaticano para visitar la ciudad santa. Frank aceptó gustosísimo, sobre todo porque todavía había hostilidades contra la Legión de María. Permaneció 17 días en Roma, aprovechando para dar conferencias, pero el punto culminante fue la audiencia privada con el Papa Pío XII quien dijo a Frank: "Estoy muy agradecido con la Legión de María por los grandes servicios que ha prestado a la Iglesia". Frank se percató de que estas palabras fueron pronunciadas muy calurosamente.


Por otra parte, Frank Duff no era un místico en el sentido de éxtasis y visiones extraordinarias, era simplemente un católico ejemplar, sin embargo, su vida estuvo frecuentemente acompañada de hechos milagrosos: En una ocasión, pasaba de la media noche y Frank seguía trabajando en su correspondencia, cuando alguien llamó a la puerta, era un jovencito de unos doce años, sucio, harapiento e incluso parecía piojoso y pidió permiso para pasar la noche en el albergue "Estrella de la Mañana".


Frank le dijo que ya era muy tarde y que el albergue era para hombres y no para niños, entonces lo pasó a su casa y le ofreció algo de comer, el muchacho comió con verdadero apetito. Frank dormía en una cama matrimonial y era muy delicado en cuestión de limpieza e higiene, pero no quiso que el muchacho durmiera en el suelo ni que se fuera y decidió compartir la cama con él. A la mañana siguiente, el muchacho había desaparecido sin dejar traza de su presencia, para Frank esto era un misterio. Cuando Frank regresó de Misa, encontró a la joven del albergue "Regina Coeli" que tenía la llave de su casa y le preparaba todos los días el desayuno para que lo tomara al regreso de la iglesia.


Esta joven, muy sorprendida, preguntó a Frank quien era ese muchacho encantador que ella había encontrado esa mañana temprano al entrar a su casa. Frank le preguntó que apariencia tenía y ella contestó que era como de doce años y de una belleza extraordinaria, en ningún momento mencionó lo sucio y los harapos, solamente estaba sorprendida por su gran belleza. Sin duda alguna, se trataba del mismo muchacho. Frank comentó más tarde que en aquella ocasión, albergó al Señor.
 

Después de la Misa en su capilla privada, el Papa los invitó a desayunar en su cocina privada y, como buen anfitrión, los atendió con toda sencillez.Luego visitaron los salones del Vaticano con un guía y llegaron a la sala desde donde el Papa envía sus mensajes al mundo. El guía invitó a Frank a sentarse en el sillón papal y a dirigir un mensaje a sus legionarios en todo el mundo. Frank se sentó sin vacilar y no pronunció más que una palabra; "¡Conviertan!" Fue el testamento importante que quiso dejar a sus hijos e hijas espirituales en el mundo entero.

 

En octubre de 1980, más de cuatrocientos legionarios se encontraban reunidos en Irlanda esperando una palabra de aliento de su fundadorFrank insistió en que el deseo ardiente de la Virgen María de hacer entrar a su Hijo en cada hombre, debe animarnos y volverse el eje de nuestra acción.EL 7 de noviembre de 1980, Frank se sentía muy agotado y se recostó, la legionaria que lo atendía, le llevó el té a la cama y lo encontró con las manos en posición de oración y los ojos fijos en una imagen de la Virgen que tenía frente a él. La Virgen se lo había llevado al cielo.Para los legionarios, más que un duelo era un triunfo. En su primera Misa de Réquiem, Monseñor Ripley concelebró con aproximadamente veinte sacerdotes y en su homilía dijo que Frank Duff es responsable de una nueva corriente en la Iglesia que da una nueva luz sobre el papel de la Virgen María. Y que todos los que lo conocieron lo tenían por un santo. Muchos, continuó diciendo, le atribuyen desde ahora cosas milagrosas, pero el milagro más grande es la Legión de María.

 

En otra Misa, el Cardenal O'Fiaich concelebró con tres Arzobispos y treinta y cinco sacerdotes, todos directores espirituales de la Legión de María. Unas cuatro mil personas, entre ellas legionarios de distintas partes del mundo, asistieron a la Misa, muchos no pudieron entrar a la iglesia, varios sacerdotes se quedarón tambiénfuera. Fue sorprendente ver que en ningún caso las vestiduras litúrgicas fueron negras o violetas, sino blancas con largas cintas rojas en medio.Entre los asistentes estaban el Presidente de la República de Irlanda, el Primer Ministro, el alcalde de Dublín, numerosos hombres políticos y casi todo el cuerpo diplomático. Caso admirable porque la Legión de María nunca tuvo que ver con política, esto está prohibido y es parte de su personalidad.En su homilía, el Cardenal dijo que en este gran hombre vivía un inmenso espíritu de piedad y de oración; y con la ayuda de la Virgen, el aporte de este sencillo ciudadano de Dublín en la historia de la Iglesia católica, es tal vez el más importante del siglo.También recordó que en 1976, le ofrecieron el título de Irlandés del año, pero Frank lo rechazó.El Cardenal agregó que puede venir el día en el que le otorguen el título de "Irlandés del siglo".

 

El único adorno floral fue una bicicleta que pusieron sobre el féretro sus compañeros de paseos en bicicleta.El cortejo partió al cementerio, las calles de Dublin fueron cerradas porque estaban llenas de personas que formaban una valla y rezaban.Según testigos, más que un cortejo fúnebre era algo radiante y solemne lo que impregnaba la atmósfera. En una de sus últimas entrevistas Frank dijo: "La Santísima Virgen hasta ahora, ha sostenido a la Legión de María en sus manos; no creo que Ella la abandone cuando yo ya no esté aquí".Cuando no se tienen los instrumentos apropia-dos, resulta verdaderamente difícil abrir un camino seguro en un terreno escarpado y fangoso. Frank Dufflogró abrir este camino limpiándolo de todo obstáculo que representaban las oposiciones y ataques a la Legión de María y, del fango del pecado, pero él si contaba con los instrumentos apropiados que son: el rosario, la medalla milagrosa, en fin, la profunda devoción a la Santísima Virgen y el gran amor y confianza a Dios. 

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